Abrirse Al Amor

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Abrirse al Amor, ¿todo un reto?

Recuerdo ser una niña cuando le pregunté a mi hermana mayor porqué casi todas las canciones iban de Amor.

Ella me respondió que el Amor es lo más grande que hay.

Y así, sin más, se me quedó grabado en la retina a fuego.

Creo que a partir de entonces empecé a tener un hobby que perdura hasta hoy de interesarme por las letras de las canciones.

Es posible que fuera a partir de entonces cuando comencé esa incesante búsqueda hacia algo grande, maravilloso y, como decían aquellas canciones, alcanzable.

Hablar de Amor puede resultar cursi, ñoño o aburrido.

Como todo, cuando tienes más conocimiento de las cosas, cambia tu percepción sobre lo que piensas de ello.

Qué es el Amor

Vivimos en un mundo polarizado.

Por ello, podríamos decir que el Amor es una de las partes que conforman un todo.

Un 50%.

Por ilustrarlo un poco, podríamos decir que sería el día, la cara de la moneda, el lado positivo.

El Amor es ese ente que está en todas partes.

Otro día te hablaré más en profundidad de esa otra mitad, el miedo, que aparece con máscaras de enfado, ira, depresión, preocupación, rabia y muchos más.

Encontrar una definición del Amor es tan subjetivo como el gusto por un determinado color en vez de otro.

Podríamos decir que el Amor tiene tantas definiciones como personas hay en el mundo.

Cada uno tiene su visión del Amor, pues cada uno lo vive de una manera distinta.

Es algo así como el éxito, que para unos puede ser vivir en una mansión y para otros tener a su lado una familia que le quiere.

Desde siempre, el ser humano ha utilizado el Amor para su propio beneficio.

Más bien ha sido la excusa escondida para aprovecharse de otra persona y utilizarlo para hacer toda clase de picias.

Eso no es Amor.

Pero en esta ocasión no voy a exponer cómo el ser humano es capaz de manipular a otros utilizando el Amor.

Como en esas ocasiones que le preguntan a una, cómo es tu chico ideal, en vez de especificar con pelos y señales lo que no me gusta, voy a describir las cualidades que tiene ese chico ideal.

Y como de una opinión se trata, voy a exponer lo que para mí es el Amor.

Aunque pueda resultar complicado definir los sentimientos, voy a intentar aproximarme a ello.

El Amor de verdad, el trascendente es esa energía que te envuelve, te eleva y te expande.

Está al alcance de todos pues es la fuente de la vida, de la que todos procedemos, vivimos y nos vamos.

Es un sentimiento cotidiano y posible.

Es la apreciación sincera por uno mismo, ese empuje que nos hace superarnos y querer vivir cada segundo con confianza, entusiasmo y alegría.

Podemos referirnos al Amor como el sentimiento de hacerle la vida mejor a los demás.

Es esa ayuda desinteresada y honesta que se hace a un padre, a un hijo, a la pareja, a un vecino o incluso una persona que acabamos de conocer.

Así es como se establecen relaciones bilaterales pues no solo esa persona es importante para nosotros, sino que ella también siente un profundo afecto recíproco: se alegra sinceramente de nuestros logros, respeta el tiempo que necesitamos y cada una de las elecciones que tomamos, acompañándonos en la vida sin la pretensión de ser una posesión suya.

Y viceversa en sentido inverso.

Y sobre todo es una persona que, aunque pasemos por momentos de discusión o enfado, es capaz de seguir amándonos y, a la vez, seguir sintiéndonos nosotros queridos por ella.

El Amor es como las plantas, se ha de cuidar todos los días.

Es la Ley del Dar y Recibir.

Se hace necesario regar antes para poder disfrutar del verdor de sus hojas, el aroma de sus flores y el sabor de sus frutos.

El Amor al qué debemos rendirnos y mostrarle pleitesía el de nuestro día a día.

No es algo que solamente se encuentre al alcance de unos pocos, ni se de únicamente en un periodo de la vida de una persona.

Todo el mundo puede acceder a él.

Es una elección.

Una apertura a expandirse como persona, a integrarse en un Todo que este Universo en el que vivimos.

Desde luego que definir el Amor es cómo definir el éxito.

Para cada uno tiene connotaciones diferentes y todas son válidas pues la verdad reside en todos lados, siempre y cuando no se atente contra el respeto y la integridad del otro.

El Amor es el respeto hacía una persona de modo que se decide desinteresada y sinceramente tan amplio que se sienta libre de poder elegir hacer con su cuerpo, sus sentimientos, o su vida todo lo que desee, incluso cuando sus decisiones no sean de nuestro grado y en sus elecciones ni siquiera hubiera incluido.

Realmente el Amor es el significado que realmente le damos a las cosas, lo que significa para nosotros, la importancia que le damos.

El Amor verdadero, como decía Leslie en La Princesa Prometida , es el que ama dando espacio, inspirando, acompañando y alentando a los que amamos, aunque se encuentren lejos de nosotros.

Y, ¿qué tiene que ver el Amor con todo esto?

A muchas personas les rechina ésto del Amor.

Lo ven como una patraña, como una película de Amor ñoña.

Claro está que el Amor verdadero y trascendente no es el de las telenovelas y, por supuesto, no es excluyente como así lo pintan.

Por otro lado, tampoco suele ser bien acogido el hecho de que todos sentimos miedo.

El Amor y el miedo están en todas partes.

Se ve como una debilidad brutal, algo de lo que no se habla.

Ambas, casi, se vuelven un tema tabú en esta sociedad.

El miedo es lo contrario al Amor, pero muchos ni lo saben ni quieren reconocerlo.

Por qué vivir con Amor nos interesa

Recuerdo una vez estar escuchando una entrevista a un psicólogo que defendía el hecho de que teníamos que hacer las cosas que queríamos por y para nosotros.

Recuerdo estar de acuerdo con la mujer que le entrevistaba.

Ella le ponía en la tesitura de si para una persona quedaba varada en una isla desierta, o algo más común hoy en día, si alguien optaba por irse a vivir al campo en una pequeña casa con su huerta y sus animales.

¿Realmente serviría de algo tener en su currículum unas cuantas carreras universitarias o una amplia experiencia profesional?

¿Por qué iba a estudiar por Amor a sí mismo una carrera si luego no la iba a compartir con los demás?

¿De qué le iba a servir?

Desde luego que, como superación personal, está claro que conseguir metas en la vida nos beneficia.

Nos hace subir nuestra autoestima, nos hace mejorar y nos anima a explorar y ampliar nuevos horizontes.

En cambio, cuando vemos cómo repercute en los demás nuestra experiencia en la vida puede que lo veamos de forma diferente, pues no todo el mundo le da el mismo significado a las cosas que le damos nosotros.

Algo que nosotros tenemos sólo puede ser útil cuando contribuimos con ello a nuestro bienestar y al de nuestro entorno.

Es como estar recién duchadito y limpio en una pocilga con unos cerditos.

No, ¿verdad? Siempre te vas a sentir mejor cuando estés tú bien y allá donde vivas.

Y allí estará el otro, los demás, la sociedad.

Cuando contribuimos al bienestar de todos, estamos apostando también por nuestro beneficio.

Es entonces cuando se deja a un lado la comparativa con el otro que acaba alimentando negativamente a nuestro ego.

Cuándo es el mejor momento para el Amor

Siempre es un momento ideal para el Amor.

En la oficina, mostrándoles a tus compañeros una sana sonrisa con un “Buenos días” que les levante el ánimo matutino.

O cuando le mantienes la puerta abierta a alguien que va a pasar detrás de ti.

O cuando respiras profundamente varias veces antes de hablar con esa persona que no te cae bien pero que no la puedes evitar.

Al fin y al cabo, las personas mostramos nuestra frustración allá donde vayamos porque no sabemos gestionarla.

Creemos que los demás son responsables de nuestras desdichas y les hacemos pagar por ello.

Como ya he dicho, cada uno de nosotros da el significado a las cosas desde su punto de vista más personal que, en muchos casos, ni siquiera se ha parado a describirlo y mucho menos conocerlo.

Así, luego, cuando acontecen los hechos de su vida, se siente insatisfecho con el resultado haciéndoles responsables a los demás de lo que haya pasado.

Dónde encontrar el Amor

Te ilustro con un ejemplo de primera mano, dónde encontré el Amor.

Yo aprendí esto cuando un cumpleaños me vi celebrándolo con otras personas y me sentí desplazada.

Desde aquel día me prometí que mis cumpleaños eran míos.

Decidí organizármelos de modo que tuviera un maravilloso día.

Me encargaba de encontrar una acogedora casa rural, un restaurante de categoría y, lo más importante, la compañía.

Me aseguré de que esas personas que fueran a pasar conmigo esos días conocieran a ciencia cierta lo importante que es ese día para mí, respetasen mi opinión e hicieran de ese día un día mejor.

Realmente puedo decir qué es el Amor, pues afirmo y pueden afirmar que el 25 de Febrero, en esta casa, es Fiesta Nacional y ese día no sólo no se trabaja sino que vamos a dormir en un sitio de categoría, comer de lujo y pasarlo fenomenal.

Claro que hace falta resiliencia en los momentos arduos, resurgir como el Ave Fénix de las cenizas, y asertividad, destreza y mano izquierda para poder decir lo que tú quieres sin herir a los demás, y así seguir manteniendo la cabeza fuera del agua.

No es inalcanzable, realmente se consigue.

El Amor se marchita si no lo riegas con frecuencia, si no lo mimas, si no lo cuidas.

Dar para luego poder recibir.

Solo te realizas personalmente cuando eres capaz de sentirte amado y, a la vez, sentir que amas a alguien de manera intensa, comprometida y desinteresadamente.

Cómo sintonizar con el Amor

Decía Bertrand Russell que “una buena vida es aquella qué está inspirada por el Amor y guiada por la inteligencia”.

Querer vivirla de espaldas no es más que ponernos palos en las ruedas allá donde vayamos.

El miedo es un arma de doble filo.

Lo encontramos como miedo a tener una enfermedad, miedo a fracasar, miedo a ser rechazado, miedo a no ser suficiente, miedo a la vida, miedo a la responsabilidad, miedo a la muerte…

Todo aquello que es limitado medible es una forma de miedo.

A la vez, el Amor se presenta como un sentimiento en extensión y en expansión.

Sólo es darse cuenta de qué apreciación tenemos en ese momento y estar atentos a cómo nos sentimos.

El estómago suele ser un buen amplificador de esa señal.

Se encoge cuando no nos parece bien la circunstancia que estamos viviendo o se siente relajado si es de nuestro agrado.

¡Cuántas indigestiones tenemos en la vida por los disgustos que nos tragamos!

No se trata de cómo puedes vivir la vida sino de cómo la quieres vivir.

Desarrollar la capacidad de amar y la experiencia de ser amado es una cuestión de actitud.

Se traduce incluso esa paz mental, estar libre de pensamientos, que nos lleva a sentir paz interior, respirar profundamente con la confianza de que estamos haciendo lo mejor que sabemos y nos sentimos realmente satisfechos.

Escríbeme para cualquier sugerencia o duda.

Con amor,

Bárbara.