Ser, hacer y tener
Seguro que lo has escuchado un montón de veces, pero te cuesta llevarlo a cabo.
Seguro que sabes que tienes que hacer un avatar, que lo tienes que describir con pelos y señales.
Estamos hablando de esa persona a la que tú te quieres dirigir, tu cliente ideal.
Pero luego, a la hora de ponerte manos a la obra, te cuesta un montón hacer las tareas que un mentor te puede ir proponiendo o que tú mismo has decido llevar a cabo, y resulta que no tienes resultados. ser.jpgEsto es debido a que no tenemos una verdadera visión de en quién nos vamos a convertir.
Ser: construyendo tu avatar personal
Así que yo te propongo que empieces haciendo tu propio avatar.
¿Cómo serías tú el día que conseguirás eso que tú quieres?
Si estás emprendiendo, ¿en qué persona te vas a convertir tú?
¿Con quién te vas a codear?
¿Cómo te vas a comportar?
¿Qué vas a estar haciendo?
¿Cuáles serán tus servicios?
Descríbelo con todo lujo de detalles hasta el punto de sentirte absolutamente convencido de que eso es lo que quiere, de que con eso te sientes muy bien.
Porque de este modo tenemos muy claro a dónde vamos, en quién nos vamos a convertir.
Tener una visión clara de la persona que vas a ser, cómo se vas a desenvolver, tu nueva forma de pensar, de proceder, tu entorno, tu situación personal como empresario conciliándolo con tu entorno en tu vida privada.
Todo esto va te va a proporcionar un estado de confianza y serenidad de modo que va a ir integrándose, sin demora y con facilidad, en tu subconsciente.
Hacer: construyendo el avatar de tu empresa
Por otro lado, te animo a que hagas un segundo avatar. Esta vez, el avatar de tu propia empresa.
Llámalo así, empresa, negocio; porque si quieres que salga rentable has de ganar dinero y para eso tiene que dejar de ser ya un proyecto o un emprendimiento.
De este modo, te propongo que definas tu empresa con todo lujo de detalles. Imagina todas las cualidades que te gustaría que tuviera ese negocio que tanto deseas.
¿A qué se dedica tu empresa?
¿A quién sirve? ¿Con qué productos y servicios?
¿Con qué entidades y otros tipos de empresas trata?
¿Con quién colabora?
¿Cuánto factura al mes? ¿Y al año?
En definitiva, lo que haces, cómo lo haces y hace tu empresa. Qué es tu empresa.
Tener: construyendo el avatar de tu cliente ideal
Y, por último, cuando te hayas sentido súper bien haciendo estos dos avatares, es cuando ya puedes definir el tercer avatar que es: tu cliente ideal.
¿Quién es?
¿Cómo es?
¿Qué piensa?
¿Cómo se siente?
¿Cuál es su vida y qué problemas tiene en los que tú le puedes ayudar?
¿Qué intereses tiene?
Desglosar todos y cada uno de esto pasos te llevará a conocer de primera mano cómo es esa persona a la que le vas a prestar tu ayuda.
Será así más fácil construir las herramientas más adecuadas para que tu cliente ideal consiga superar sus limitaciones e incrementar así su bienestar.
El porqué de esta secuencia: Ser, hacer para, después, tener
Porque es la forma en la que vas a evitar autosabotearte.
¿De qué te sirve definir a tu cliente ideal si no te sientes a gusto tratando con ese tipo de persona? Y no es porque sea mala persona, no, sino porque quizá tienes aún unas reticencias, unas creencias, que te hacen alejarte de ese tipo de personas.
Es esencial visualizarte a ti mismo como la persona que va a ayudar a ese cliente, con la confianza y la convicción de que eres capaz de llevar a esa persona a una transformación que le haga prosperar en aquello que desea.
De este modo, vas a poder solventar todas aquellas limitaciones que te puedan surgir, todos aquello bloqueos.
Todo aquello que te frena a que tú tengas con tus clientes una relación estrecha, con confianza; aquella en la que te sientas fenomenal, manteniendo la serenidad y plena confianza en ti mismo.
De manera vas a poder disfrutar de un ambiente de un ambiente de trabajo en el que vas a aprender, crecer y desarrollarte en todos los sentidos porque te vas a sentir fenomenal a la hora de valorar tu trabajo y establecer el precio de ese intercambio.
Ya no será un suplicio decidir qué precios poner a tus servicios y productos porque te sentirás en paz contigo mismo, seguro de que lo que estás ofreciendo es coherente con tus principios con tus principios y valores personales y profesionales.
Luego, este es un buen momento para tomarte tu tiempo, para conocerte más en profundidad y visualizar realmente la empresa que deseas tener, aquella que vas a formar y que será tu carta de presentación.
Hoy es un momento ideal para visualizar quién serás algún día, la empresa que tendrás que será un imán para tus clientes, que serán los idóneos e ideales.
Vocación y Misión, esa es la cuestión
Pero esto no se queda aquí. Ese tándem de ser-hacer-tener no sólo se aplica al ámbito profesional, sino también al ámbito personal.
Muchas veces pensamos, en nuestra vida cotidiana, que teniendo dinero podremos llevar a cabo esa idea de negocio que tanto ansiamos y así será entonces cuando nos sintamos verdaderamente empresarios.
O teniendo dinero, compraría un Porche y así sería rico y me tendrían en consideración. Me sentiría importante y los demás me tendrían cierto respeto.
¿Te has preguntado por qué haces las cosas?
¿Qué es aquello que hay detrás de ese interés por conseguir eso?
¿Cómo te sientes cuando piensas en ello?
¿Te produce amargura o, por el contrario, te llena de satisfacción?
Creo que no es necesario especificar que uno se trata de algo de lo que es mejor que abandones, o por lo menos, el enfoque es totalmente erróneo para tu crecimiento personal y profesional.
Pero si has sentido lo otro, no pares y ya sabes para atrás, ¡ni para coger impulso!
Deja de dejar pasar los días sin ningún significado para ti.
El tiempo no espera y nunca volverá.
¿Vas a esperar a los últimos años de tu vida para darte cuenta de lo que realmente es importante para ti, en definitiva, vivir la vida que quieres vivir?
El modo de ver la vida en las personas sólo cambia cuando experimentan el conocimiento de dos factores determinantes:
*cuando conoce qué es lo que le apasiona y
*cuando sabe por qué motivo está en este mundo.
La pasión con la que uno realiza una acción es lo que denominamos la vocación. Aquello en lo que pasamos muchísimo tiempo sin hacer caso al reloj. Aquello en lo que buscamos soluciones si es que nos surgen dificultades porque nos encontramos plenamente motivados a realizarlo. Nos entretiene sanamente.
Somos felices haciéndolo y nos sentimos plenos porque llegamos a ser unos auténticos expertos.
Por otro lado, el motivo por el cual uno se siente parte de este mundo es porque ha localizado cuál es su misión en la vida.
En general, muchas personas definen su misión como la de ayudar a otras personas a que vivan una vida mejor, en plenitud.
La verdad es que no son palabras banales y sino ¿quién no diría que un experto en marketing, con sus cursos y formaciones, estuviera contribuyendo al bienestar de sus clientes proporcionándoles las estrategias ya probadas que les conducen a tener éxito en sus negocios?
¿No crees que, si tuviera ese cliente que aprender por sí sólo lo que nuestro experto en marketing sabe, es posible que acabara de los nervios, frustrado, desilusionado y, lo que es peor, sin ventas, sin dinero?
Los servicios y los productos que nos ofrecen otras personas son un baño de felicidad para la persona que los adquiere.
Cubre necesidades, acota el camino y reduce el tiempo que, dejando de dedicarse a su expertise por aprender cómo hacer una landing page y qué copywrite poner en ella, le terminasen quitando la paz y el enfoque.
Zapatero a sus zapatos. Delegar es ganar.
¿Acaso lo que hace nuestro experto en marketing no atiende a ese llamado, a esa misión de vida de **“hacer felices a los demás”?
Realmente es un acto de amor.
No es un término romántico rosa chicle fuera de contexto.
Como ente contrario al miedo, por amor, nuestro experto en marketing está haciéndole llegar a su cliente ideal sus conocimientos.
De este modo incrementa su experiencia empresarial, no solo la profesional sino también la personal, ya que, si le va bien, se siente mejor y en su casa así lo disfrutan.
Así se pleno y realizado porque está llevando a cabo una labor que le encanta y le llena.
Entonces tiene más ganas de aprender más para dar más a sus clientes, para ayudarles más.
Y así es como se van enriqueciendo unos y otros.
Así es como se aumenta el bienestar de todos construyendo un mundo más rico y sabio, aportándole a todos y cada uno la libertad de dedicarse a lo que le hace grande, a lo que mejor sabe y en lo que puede poner su granito de arena a esta sociedad en la que vivimos.
Dime tú si esto no es amor. No, es ¡amor en estado puro!
Lo que llaman por ahí, un win to win, donde los dos ganan.
Como tanto se habla, nuestro experto en marketing sirve a su cliente ya que le favorece en su necesidad personal.
No se trata de cofias ni mandiles, sino que le sirve, le da el servicio, le ayuda, le vale, se adapta a sus necesidades, le ofrece una solución.
Entonces, ¿realmente sigues pensando que no merece la pena seguir sin pararse a reflexionar sobre qué queremos hacer en la vida, con qué nos sentimos realizados y cómo, con ello podemos influir positivamente en la vida de los demás?
En este blog vas a encontrar los medios para definir tu camino de vida, eso a lo que tú estás destinado a servir, tu misión, en comunión con tu vocación, tu verdadera pasión.
Estoy inmensamente feliz de que hayas llegado hasta aquí pues denota un nivel de conciencia solidario y constructivo. Me siento profundamente agradecida de compartir y coincidir con esta forma de ver la vida.
Por mi parte, estaré encantada de ayudarte a descifrar si aquellos avatares en los que estás enfocándote están conectados con tu propósito de vida, con tus valores y tu misión social.
Estoy deseando servirte de ayuda.
Con amor, Bárbara.