10 pasos imprescindibles
Te podría decir que, antes de nada, que antes de querer conseguir unos resultados en lo que tengas entre manos, deberías haber pasado por ciertos pasos.
Seguirlos te van a favorecer para que consigas todo aquello que deseas.
Los pasos que más rápido te llevan a tu objetivo pasan por:
1º Trabájate a ti mismo
Conócete en qué eres bueno, en que flaqueas. Descúbrete tal cual eres. Quítate esas capas que con los años,te has ido poniendo, ocultando tus emociones.
Si tú no te conoces, si no dictaminas quién eres, a dónde vas y con quién vas la vida te pondrá a otra persona u otra circunstancia que haga que elija por ti.
2º Elige tu libertad
La libertad es una elección personal. Y tiene una definición igual de personal.
Por supuesto tiene unas limitaciones, pero vienen en consonancia con las restricciones mentales que la persona se crea en su mente, ya sea de forma voluntaria o involuntaria.
3º Ábrete al amor
Y no es cuestión de romanticismo. Hablo de lo contrario a las críticas, inseguridades, pereza…
Aquí te dejan elegir el equipo en el que quieres jugar la vida: puede ser en el del miedo o en el del amor.
Cada vez que te enfadas, que te preocupas, que no controlas tu rabia o tu ira, estás dejando que el miedo se manifieste.
El amor es lo contrario a todo eso, a esa opresión.
El amor es la apertura a la comunicación. Lo puedes encontrar en una sonrisa, en una ayuda desinteresada, en un acto solidario, en la humanidad de las personas.
Cada vez que inspiras a los demás con tu conversación, con tu cariño, con tu presencia, con tu educación, con tu conocimiento, les alientes y les ayudas a superarse a ellos mismo.
Dime tú, ¿en qué equipo ganas más?
4º Reírte hasta sentirlo en las entrañas
Ríete. Y si no te sale, fíngelo.
El cambio de fisiología corporal y la repetición en dichas prácticas producen nuevas conexiones sinápticas en el cerebro que terminan produciendo los efectos asociados. Así es como uno termina sintiendo aquello que está fingiendo.
Si lo has probado alguna vez y no termina de salirte, no desesperes. Es cuestión de tiempo.
El hombre es un ser gregario que aprende por imitación. Así es como un bebé o un niño empieza a andar y hablar. Los adultos hacemos lo mismo. Imitamos lo que vemos.
5º Escucha más
Sobre todo, escuchar antes de hablar. O lo que viene a ser, hablar menos.
Ya lo decía el Talmud:
¿Por qué lo diría?
Realmente, no somos muy conscientes de la cantidad de información, experiencias, sensaciones y sentimientos que nos perdemos siempre que estamos más pendientes de aquello que vamos a decir en vez de lo que está contándonos la persona que habla con nosotros.
También es verdad que acallar esa vocecita que está dentro de nuestra cabeza y prestar atención puede ser toda una auténtica proeza.
6º Aprender con humildad
Quizá el miedo a desvelar nuestra ignorancia o falta de soltura sobre un tema hace que rechacemos la posibilidad de adquirir un nuevo punto de vista que aclare nuestras dudas al respecto. Pero no, a veces, preferimos vestirnos con la capa del “eso ya lo sé”.
Quizá porque pensamos que aquello de aprender sólo se da en la época de la infancia en la escuela y la adolescencia en el instituto; que eso ya forma parte del pasado en nuestra vida.
Dejar de aprender supone el ingreso a una cárcel mental donde han perdido la llave.
Sólo la humildad de reconocer que nuestra verdad no es absoluta y que no sabemos todo en esta vida, puede abrirnos a conocer nuevas posibilidades que estimulen nuestro intelecto y desarrollo personal.
7º Sé amable
Empezando por uno mismo. Cultivar el amor propio es el principio de la contribución con los demás. Uno no es capaz de dar si no tiene qué ofrecer.
Y después, ser amable con los demás, cordial, respetuoso.
Es de bien sabido, que allá como te hablen de una persona así la miras de ahora en adelante.
Y si no, ¿te has dado cuenta de que, cuando alguien te habla mal de una persona ya le miras de forma diferente? Es como si lo que te hubieran dicho fuese a misa. Sin saberlo a ciencia cierta, le acabas de poner una etiqueta de tal modo que te condiciona para tiempo indefinido.
A la inversa ocurre lo mismo. Si te han hablado bien, ¿a qué te cae mejor?
Y todo esto es recíproco como un bumerang. Todo es energía y se siente en el ambiente. Luego, pregúntate cómo te gustaría que te recordasen y obra en consecuencia.
8º Orden en la sala
Nuestro orden exterior, aquel que se ve en nuestras estanterías, en nuestro armario de la ropa, en nuestros zapatos, en nuestros apuntes, en nuestros archivos del ordenador… son un fiel reflejo de cómo de ordenado tenemos nuestros pensamientos, nuestros objetivos e incluso nuestros sentimientos.
Desde luego que todo tiene cabida en esta vida, pero jerarquiza tus prioridades.
Cuida de aquello que consideras importante y quieras sí o sí tener en tu vida. Cuida de hacerle hueco antes de todo aquello brillante que realmente es insignificante.
Establece tus preferencias, aquello que más valoras, y hazle un hueco porque si lo llenas de cosas superfluas y menos importantes para ti luego no tendrán espacio donde acoplarse.
9º Da un buen servicio
Ya sea de enciclopedias o sonrisas, de servicios o productos, siempre estás vendiendo.
Desde el bebé que llora para que le hagan caso, a un padre que inculca buenos hábitos en sus hijos para que no se pierdan en drogas y malas compañías, o una amiga que propone a otra pasar una tarde de compras, hasta el jefe que incentiva a sus trabajadores con la cesta de Navidad, todos estamos vendiendo desde que nacemos.
No somos conscientes, pero es así.
Otra cosa es lo que la reputación que, por cuatro de ellos, se ganaron los comerciales o vendedores de timadores.
Realmente, vender es un verdadero acto de generosidad.
¿Acaso no te parece virtuoso tener a tu disposición miles de productos alimentarios en un supermercado 12 horas seguidas? ¿No crees que te hacen el favor de traerte a tu mano las frutas y verduras que tendrías que haber recolectado, o la carne que tenías que haber cazado? Seguro que todos pesábamos unos cuantos kilos de menos.
Hasta las enciclopedias que en su día nos vendieron fueron de utilidad para hacer nuestros trabajos en el colegio. Desde luego, que todo lo que viene a ti es porque lo necesitas de algún modo. Aunque sea para sostener el tablero y tener una mesa bajita frente al televisor.
Pues lo mismo sucede en el mundo virtual. Si te das cuenta, que te vendan asesorías, mentorías, hacer una página web, un curso de copywriting… todo tiene un denominador común: la velocidad.
Lo que necesitas es velocidad.
Tú quieres ir de la situación en la que estás (A) a otra situación que deseas (B) y ya te entra la prisa, lo quieres hacer en tiempo récord. ¡Cuánto antes mejor! Entonces lo que compras es velocidad, rapidez, que alguien te haga el camino más corto.
Si quieres ganar velocidad en tu negocio yo te ayudo a obtenerla a través del Método Kiinku porque adquirirás la destreza de tomar decisiones de forma acertada y rápida comprobando como tus resultados se multiplican.
Lo mismo pasa con tu vida personal y profesional. En todo momento estás vendiendo, estás ofreciendo a los demás algo que les vale, que les sirve.
Y no me vengas con excusas. Disculpa, pero tú también tienes algo que les hace más fácil la vida a los demás. Todo tenemos esa destreza, ese don.
Si no, ¡no te relacionarías con nadie! Nadie querría saber de ti porque no les aportarías en absoluto. Y, aunque vivieras solo-sola, siempre hay alguien que te da unos buenos días.
Tú también tienes algo en que aportar a esta sociedad. Y lo que es mejor, es que siempre hay otro, más bien muchos, que están interesados en eso que tú das.
Y si te has dado cuenta, si algo te falta es elegir a unos buenos compañeros de ruta.
10º Elige a tus compañeros de ruta
Podría resultar un poco fuerte, pero hay mucha arrogancia y vanidad en creer que tenemos la verdad absoluta y sabemos todas las tácticas y estrategias para conseguir nuestro objetivo. Vamos, que podemos solos.
Creemos que nos conocemos tanto a nosotros mismos que tomamos decisiones acertadas en todo momento. Pero quizá nos vendría bien aceptar que nos queda mucho por aprender.
Puede ser mucho pedir. Incluso, respetar las ideas ajenas puede ser toda una proeza, especialmente cuando son bastante diferentes a las nuestras.
Aun así, no significa que debamos decir sí a pies juntillas a todo el que se nos pegue. Podemos elegir quién queremos que camine a nuestro lado.
Lo que está claro es que los elegidos se pueden contar con los dedos de una mano.
Lo importante no es elegirlos con la cabeza, con un interés especial personal. No. Lo ideal y lo más sensato es elegirlos con el corazón. Cuando estemos en las puertas de dejar este mundo vital con billete a otro plano, será cuando más vulnerables nos sintamos y deseemos pasar ese momento rodeados de las personas que más amamos.
Tus deseos te delatan
Para mí, el éxito es un estado de armonía y felicidad entre todas las áreas y facetas de mi vida. Y parecía contradictorio, como si fuese una quimera.
Lo quería todo, éxito en todas las áreas de mi vida, pero eso parecía un tanto pretencioso. Parecía que tenía que elegir si familia y pareja o éxito en el tema profesional.
Por supuesto que debajo de todas estas limitaciones infundadas se escondía el miedo a dejar mi zona de comodidad, lo conocido y controlado desde hace tanto tiempo.
Me había hecho a vivir justito y eso también me frenaba en seco. Me fue dando cuenta de la fuerza que tenía mi mente. Lo fácil era caer en una desvalorización personal infundada y determinada por mí misma para quedarme quietita.
Puede que, estudiando mucho el tema, pero no moviendo un dedo. Lo único que me faltaba era pasar a la acción e implementar lo que aprendía. La mente no lleva nada bien ningún cambio de ningún tipo.
Sólo cuando puse en práctica lo que iba aprendiendo fue tomando forma mi blog y mi canal de Youtube. Así fue como se fue consolidando mi negocio poco a poco.
Pero para todo eso, tuve que rascar mucho dentro de mí. Descifrar por qué no conseguía lo que quería, qué había detrás que me dificultaba el alcanzarlo. Para ello, apliqué el Método Kinku, que me ayudó a tener claridad, afinar mi enfoque y sacar adelante el proyecto que tenía entre manos.
¿Quieres que te ayude a ti también a que consigas hacerlo con el tuyo? Escríbeme.
Déjame en comentarios cómo ha sido o está siendo tu trayectoria emprendedora, qué dificultades te estás encontrando. Estaré encantada de ayudarte en todo lo que esté en mi mano.
Supérate siempre.
Es de las mejores satisfacciones que puedas conocer.
Te espero.
Con amor,
Bárbara.