Cómo Tu Familia Influye en Tu Negocio

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  • ¿Hasta qué punto influye tu familia en tu negocio?

  • ¿Sois una familia de médicos, o quizá abogados?

  • ¿Estás regentando la tienda o el bar de tus padres?


1. Donde va Vicente va la gente

Muchas veces no nos damos cuenta que actuamos por inercia.

En mi caso, la cosa fue por partida doble. Por un lado, en casa hemos sido hosteleros contando con 5 generaciones a nuestras espaldas. Y, por otro lado, la historia ha sido que, a la hora de estudiar una carrera, me decanté como mis hermanas: la ingeniería. Sí, ahí podría haber salido una empresa de ingeniería estupenda: una de obras públicas, otra agrícola y yo, ingeniera de montes.

Y te puedes preguntar, ¿qué extraño no seguir con el negocio de los padres? Y, ¿cómo es eso de que todas ingenieras?

Bueno, pues esto tiene una explicación. Se llama pertenencia al clan. Sí, como la película de Al Pacino (que, por cierto, no la he visto). Sería porque ya intuía algo.

El ser humano es un ser gregario. Desde el tiempo de la Prehistoria, la forma de seguir vivo era permanecer junto al grupo. Apenas se tenían medios para protegerse y estar indefenso y solo era muy peligroso para mantenerse con vida.

Este sentimiento, esta necesidad ha perdurado a lo largo de los miles de años y, hoy en día, el ser humano sigue teniendo esta necesidad. Está tan arraigada que ni siquiera se lo plantea. Viene de serie. Necesita pertenecer a un grupo.

Por eso se une con otras personas y forma familias. También lo hace con sus amigos, con los compañeros del trabajo, con las empresas a las que trabaja, con el pueblo, ciudad o país al que pertenece. También lo hace con el equipo de futbol o el tipo de música que escucha.

Así es. Hasta el protagonista de Náufrago se hizo amigo de su pelota Wilson. El ser humano es incapaz de sentirse solo. Es algo natural.

Pero volviendo a nuestras vidas, a las carreteras, el internet y las nuevas tecnologías, ¿cómo es posible que aún siga existiendo esa necesidad de estar con otros, de pertenecer a un grupo? Se trata de la pertenencia a un clan.

Lo he repetido dos veces porque no es tan fácil darse cuenta de lo arraigado que lo tenemos. No tenemos ni idea de la cantidad de decisiones que dejamos de tomar debido a que lo dejamos en manos de “lo que diga el grupo”.

Así pasa que si todo va bien con tu negocio, genial pero cuando uno se da cuenta de que las cosas se vuelven hostiles, difíciles o cuestan quizá es que te vendría bien pararte a ver qué tienes a tu favor y de qué te puedes desprender.

Que se te encienda la bombilla y lo veas es un logro, pero que te pongas manos a la obra para solucionarlo no tiene parangón.


2. Y aquí estás tú

Una amalgama de experiencias, deseos y expectativas que acabaron conformando la personalidad que ahora tienes.

Por imitación, tendemos a reproducir lo que hemos visto en casa. Entonces, reproducimos de forma inconsciente el modo en el que nuestro padre ha conseguido llevar dinero a casa y el modo de mantener y proteger a la familia. Luego, ese modelo lo proyectamos cuando llevamos a cabo un emprendimiento.

Y el modo en el que nos relacionamos con los demás, de cómo nos tomamos las cosas que nos pasan, es una reproducción de cómo lo ha hecho nuestra madre.

Pero como somos una mezcla de los dos, puede ser que nos influya más un modelo que otro en los diferentes ámbitos.

Te pongo un ejemplo. Abrir una web es como abrir un bar. La cosa no va sólo de abrir la puerta y ya está. Tú quieres que la gente venga a tu bar a consumir, quieres que sea un negocio. Para ello vas a necesitar ofrecer un producto que la gente desee (¿qué tal una rica tortilla española?). Parece una tontería pero si la gente que hace las tortillas se pasase las horas pensado “¿y si no viene nadie? ¿Y si no les gusta…?” Me parece que no comeríamos la tortilla y nos tendríamos que buscar otro sitio para tomarnos el pinchito.

Ahí hay muchos miedos que superar, mucho arranque e iniciativa que gastar y mucho tesón, organización, saber hacer y perseverancia.

Necesitas una serie de cualidades que te permitan mantener el norte, que no abandones cuando venga una fuerte desmotivación, que no te duermas en los laureles (hay que pagar las facturas todos los meses), que aquello se convierta en lo que viene siendo un negocio rentable.

Y sí, el cómo lo hicieron tus padres vaya que sí te influye a la hora de emprender. Y sino, que le pregunten a una persona que tiene a padres funcionarios qué tal si se decanta por ser empresario. Lo dudo. Él, seguro que no lo duda; ni se lo plantea. ¿Por qué? Porque vivimos con inercia, pensamos con una inercia y actuamos con esa inercia.

Por este motivo te vas a encontrar en infinidad de formaciones, sobre todo al principio del temario, un apartado que muestre especial interés en cómo es tu relación con los padres y qué tipo de problemas o desavenencias tienes con ellos.

Será de vital importancia que resuelvas esos temas porque te afectarán de lleno a la hora de abordar tus propios desafíos en todo aquello que crees.

Conocerte a ti pasa por conocer cómo son tus padres. Qué es lo que les mantiene fuertes en los momentos difíciles y qué es aquello que los hace únicos, creativos y prósperos.

Mira, hay un ejercicio muy significativo para conocer cuáles son tus fortalezas y debilidades que proceden de tus padres. Cuando conocí esta herramienta encontré un gran hallazgo. Se llama Los 4 Tesoros y puedes hacerte con ella aquí.

Cita: Una persona abundante está en paz con la vida.

Ya tengas problemas económico o no acabas de despegar con tu emprendimiento es que estás conduciendo mirando por el espejo retrovisor.

Necesitas estar en paz con tu pasado. Haz este ejercicio. Estoy segura de que te será de gran utilidad.


3. Esto es todo amigos

Y esta reflexión es lo que yo te puedo aportar. Ayudarte a descubrir cómo son tu padre y tu madre, qué es lo que te aporta de cada uno y cómo te influye a la hora de dirigir y llevar a cabo tus propios proyectos de vida y apalancarte en ellos.

Por supuesto, la información te hace libre.

Conocer de qué pie cojeas es fundamental para quitarte esa piedra en tu zapato que está haciendo que la productividad brille por su ausencia, que la creatividad se haya ido de paseo, que tengas miedo a mostrarte, que tengas un gran reparo a la hora de vender, que no termines de conectar con tu cliente, que no te sientas a gusto con lo que estás creando…. Miles de historias.

Ahora bien, tienes dos opciones:

  • Una, seguir remando contra viento y marea, haciendo y haciendo, y consiguiendo con esfuerzo y puro agotamiento que tu negocio siga adelante.

  • Otra opción, es la de tomarte un tiempo para ti, para saber quién eres, cómo eres y en qué puedes tú aportar a este mundo. ¿Para qué? Para evitar que esos altibajos te desequilibren tanto, para aumentar tu poder personal, que se vea reflejado en tu profesionalidad y consigas que tu experiencia emprendedora sea dichosa.



Yo te puedo ayudar a que lo consigas.

Tienes a tu disposición el Método Kinku. Una serie de etapas que conforman un camino de autodescubrimiento. Podrás ahondar mucho más sobre la relación de tus padres con tu emprendimiento en la segunda sesión.

Escríbeme o igual prefieres directamente: toma una cita . Estoy encantada de ayudarte.

Con profundo amor,

Bárbara.