Como Detectar Patrones Familiares Negativos

dibujo en comic de familia


Muchas veces queremos emprender, formar una familia, tener hijos, dinero, buena salud, conseguir ser, hacer y tener lo que siempre hemos deseado pero no podemos.

¿Por qué?

Es posible que estemos manifestando lealtad al clan y solidarizándonos de esa manera tan restrictiva con el antepasado que padeció un suceso negativo.

Generación tras generación se ha ido manifestando silenciosamente de modo que hoy en día, somos nosotros los que padecemos y sufrimos por algo que a nosotros incluso no nos ha ocurrido nunca.

Existe una manera muy sutil de detectar posibles patrones familiares negativos. Se trata de cómo empezamos las frases que decimos y cuál es la intención que hay detrás de ellas.

¿Sentimos que es una obligación o hablamos desde la libertad?

Porque si estamos actuando desde la libertad, no hay exigencia, hay libre albedrío y, por lo tanto, no hay patrón negativo.

También podemos detectar patrones negativos si observamos los pensamientos que tenemos.

¿Cuáles son aquellos que se repiten con mayor frecuencia?

En algunos de ellos incluso son sentenciosos. Por ejemplo, “la justicia no existe”, que no es lo mismo que decir “Creo que no hay justicia”, ya que en este caso se trata de una opinión.

En el primer caso se puede observar que, al decirlo, estamos ante un patrón mental. Tomamos como verdad absoluta tal afirmación.

La segunda, es una forma de pensar subjetiva.

En todo caso, el hecho de que digamos unas frases u otras nos están informando de la existencia de situaciones traumáticas o dolorosas que, por pertenencia al antepasado que lo sufrió, seguimos repitiendo esa emoción y reviviendo esa situación aunque no sea real.

Como siempre, la toma de conciencia tanto de las frases limitantes que decimos en nuestro vocabulario como del problema que sufrió nuestro antepasado (lleguemos a conocerlo o no) es el primer paso para superar este bloqueo.

Veremos diferentes patrones familiares a través de determinadas frases que decimos o pensamos.

1. No puedo / No sirvo

En este caso encontramos una limitación. Es posible que alguien de nuestra familia quisiera triunfar y no pudo (podría ser alguno de nuestros padres, abuelos o parientes más lejanos), no le fue bien en un negocio que montó o no llegó a tener la fama y el prestigio que ansiaba.

También se puede dar el caso de que seamos nosotros mismos los que implantemos ese patrón a base de centrarnos en todo lo que no conseguimos. Cuidado con perpetuar la frustración de que no alcanzamos llegar a todo lo que queremos y de echarnos la culpa por ello. Reconocerlo, ten más compasión de ti mismo y ve oportunidades en vez de amenazas.

Una forma de superar estos patrones negativos es, literalmente, encontrando esa manera en positivo. Es decir, diciendo con convicción afirmaciones positivas que contrarresten ese infortunio. Por ejemplo, *“sí puedo y sí sirvo”.

Este cambio de actitud te lleva a sentirte realizado, a que alcances pequeños triunfos que sumen cada día. De este modo, sentirás que has superado ese conflicto familiar.

2. Todo me sale mal

Podríamos encontrar los orígenes de esta frase en el anterior caso. Quizá alguien de tu familia no ha conseguido lo que buscaba y se ha sentido fracasado. Aquí aparece la culpa de nuevo.

La afirmación que lo contrarresta sería: “Hago las cosas lo mejor que puedo y aprendo de cada experiencia. Los errores me sirven para crecer y aprender”.

3. Tengo que / Es mi obligación / Es necesario

Estas frases denotan autoexigencia. Es propio de familias donde las normas y la compostura eran muy importantes, sobre todo en temas morales y religiosos. Provocan patrones de exigencia y culpa. Son la antesala de la creación de votos o juramentos que se perpetúan generación tras generación.

En el árbol genealógico podemos encontrar las causas en antepasados que sufrieron esclavitud, enfados o peleas así como problemas con la justicia o la religión.

En un niño pequeño, puede ayudarle si va con unas explicaciones constructivas, pero en adultos, este tipo de frases pueden impedirle su libre albedrío.

Las afirmaciones que puedes utilizar en estos casos son las de “voy a” porque denotan interés por tu parte. No hay obligación. Lo vas a hacer porque quieres, porque es lo mejor para ti o porque así lo has decidido.

4. Tengo la culpa de todo / Fue por mi culpa / Tengo que ayudar

Según la psicogenealogía, esto puede ser debido a maltratos, violaciones, abortos o asesinatos. En este caso, no sólo tiene culpa el verdugo sino todo su entorno, de alguna manera, se siente avergonzado de esos sucesos. Este sentimiento de culpa tan grande es arrastrado a través de la familia generación tras generación.

Este sentir se sana en el momento en que se toma conciencia de ello. También con afirmaciones como “Los errores sirven para mi crecimiento porque me ayudan a encontrar el camino de la verdad. Todo es perfecto.”

5. No merezco esto / No valgo

Estas frases denotan victimismo. Se ha establecido situaciones donde ha habido un verdugo y una víctima. De nuevo, hay también un sentimiento de culpabilidad.

Es posible que se haya producido abandono por parte de los padres. También puede que la persona se haya sentido humillado, ultrajado o abandonado y, por eso, piensa que no se merece otras cosas arrastrando ese sentimiento toda su vida.

También es el caso de antepasados que han vivido la esclavitud y las desigualdades sociales donde haya habido rechazo, hijos ilegítimos, problemas de herencias, hijos peor tratados que otros…

Hoy en día se manifiesta con personas que buscan que se les amen, o que piensan que los demás se aprovechan de ellos o que siempre tienen las de perder.

La afirmación que puedes utilizar si es tu caso es “La vida es maravillosa y da oportunidades a todo el mundo. Merezco ser feliz y compartir la vida con los demás”.

6. No hay justicia / El dinero es malo / La felicidad no existe

Son frases lapidarias que se relacionan con algún conflicto o trauma importante que ha ocurrido a un antepasado.

La primera nos da información de que alguien en la familia fue encarcelado injustamente, que los delitos quedaron impunes o que no se aclararon las cosas en su debido momento.

La segunda es el ejemplo de una persona a la que le fue muy bien pero que, por envidia u odio, fue robada y despojada de sus pertenencias o que tuvo que huir y dejar todo por la guerra.

La tercera podría ser el caso de la persona que amaba a la persona “equivocada”, aquella que no era de su clase social. Un amor imposible.

Afirmaciones de Louise L. Hay vienen al pelo en estos casos: “Confío en la vida. Siempre estoy a cargo y siempre estoy a salvo. Me amo y la vida me ama”.

7. Tengo miedo

Todos los miedos son producidos por una causa. Pueden crearse durante la infancia o bien, por algún shock sufrido a lo largo de la vida. Pero la inmensa mayoría de los miedos tienen su origen en conflictos familiares que hemos heredado o incluso proceden de vidas anteriores.

También es el caso de las distintas clases de fobias (agorafobia, claustrofobia, etc.).

Un ejemplo sería el de una persona que tiene miedo a los espacios cerrados pues un antepasado (o él) quedó retenido durante mucho tiempo en un lugar e incluso murió en el transcurso.

Los miedos a los animales son producidos por un ataque del mismo.

O el miedo al agua puede indicar también que una persona ha muerto ahogada.

Un estudio del árbol genealógico nos puede ayudar a conocer si ha habido algún hecho traumático en la familia que haya desencadenado ese miedo.

La toma de conciencia suele producir un efecto sanador pudiéndose observar resultados espectaculares positivos para siempre.

8. Frases silenciosas

Son frases que se dicen sin darse cuenta. Es más fácil localizarlas durante una sesión. Se encuentran profundamente arraigadas en nuestro inconsciente y se creen fehacientemente. A continuación, expongo algunos ejemplos:

1. “Tener dinero es peligroso”.

Esta era una frase que decía una persona que ganaba mucho dinero pero lo perdía rápidamente. Revisando su estudio genealógico descubrimos que un antepasado suyo tuvo que huir durante la guerra dejando todas sus pertenencias dejando un patrón mental en el inconsciente de la familia, que en su caso, él lo intensificó.

Ahí podrías decir: “El dinero es bueno, me ayuda a ayudar a otros.”

2. “Tengo miedo a pasar hambre”.

Se suele manifestar en costumbres de almacenaje. Personas que acumulan gran cantidad de cosas innecesarias o kilos en su cuerpo. Es un caso propio de antepasados que pasaron penurias y hambrunas.

En este caso viene bien afirmaciones como:“Siempre tengo lo que necesito en el momento en que lo necesito. El Universo es abundante y me proporciona lo que necesito en cada instante.”

3. “Si tuviera pareja, esta se va a morir”.

Esto lo decía una mujer que no conseguía tener pareja porque tenía miedo a las relaciones. En su familia, casi todas las mujeres eran viudas. El estudio genealógico mostró que una abuela echó una maldición a los hombres porque había sido abandonada. Por una fidelidad inconsciente a esa abuela, las parejas de las mujeres de la familia morían por una enfermedad o accidente.

Si tienes un caso parecido o sientes lo que sintió esa abuela, puedes decir con convicción: “Mi pareja me ama y yo amo a mi pareja, y somos felices teniendo una relación plena y satisfactoria para ambos.”

Bien, llegados a este punto,

¿vas a seguir repitiendo patrones familiares limitantes?

Espero que no, que te pongas manos a la obra y si quieres desvincularte ya por fin de ese yugo,

Escríbeme para hacer tu estudio psicogenealógico.

Con amor,

Bárbara.