Aprender: Un Expertise Inesperado

cabaña tipo casa hobbit con puerta redonda y tejado de hierba
cita de laurent rousseau.coach de liderazgo: Pregunta y escucha.Aprendes en la escucha y en la aplicación de lo enseñado

Qué es aprender

Aprender es mucho más que adquirir conocimientos.

Vivimos en la Era de la Información. Ya dejamos atrás la Era Industrial con su expansión empresarial y el crecimiento económico.

Basta con echar un ojo al cuadro de abajo y acabar cayendo en la cuenta de lo mucho que ha cambiado la vida.

esquema de las diferencias entre la era industrial y la era de la información

En su día creamos, incorporamos y transmitimos la distorsión de creer que el crecimiento y el desarrollo pasaban por el número de posesiones y el dinero que uno tuviera o tuviese.

La sociedad de hoy en día cae en esta confusión porque es lo que hemos vivido siempre y lo que está en el subconsciente colectivo.

En cambio, hoy ya no es tan necesario aprender de memoria párrafos interminables.

Hoy tenemos a nuestra disposición una enciclopedia vertiginosa como es Internet.

Mucho se ha hablado de verificar esa información, pero igual de sesgados han estado siempre los libros de texto.

Al fin y al cabo, como buenos autores, uno siempre termina escribiendo cómo ve el mundo según su punto de vista, aunque se haya documentado con anterioridad.

Quedaron atrás aquella forma de estudiar en la que nos aprendíamos de memoria la asignatura de historia o, en mi caso, los cientos (no sé si miles) de especies vegetales en la asignatura de Botánica.

Hoy en día, es inevitable ir con el cambio. No nos podemos resistir a las nuevas tecnologías y, con ello, las nuevas modalidades de relaciones personales. La vida va cambiando y nosotros con ella. Hace mucho que ya lo afirmaba el científico por excelencia de la evolución biológica:

cita de Charles Darwin:Sobreviven los mejor adaptados

La sociedad no va a la velocidad de los cambios.

Aun así, ¿nos resistimos a aprender cosas nuevas otra vez?

Por qué dejamos de aprender

La vergüenza es un factor importante en el ámbito del aprendizaje.

Nos resulta muy difícil concebir que no sabemos algo. Nos sentimos en desventaja y, para evitar que se nos note, lo escondemos. No queremos que nadie sepa que nos da miedo empezar algo nuevo.

¿Y si no nos adaptamos? ¿Y si no nos sale? ¿Y si se ríen de nosotros? Yo soy demasiado mayor, o demasiado joven para eso. ¿Y si no me aceptan?

Lo peor es cuando decidimos que nadie nos puede enseñar nada.

Entonces es cuando la persona se encierra en sí misma, sin saber las consecuencias que tiene. Ahí vienen todas las inseguridades y suposiciones que no hacen más que condenarlo. La soberbia y la altivez no hacen más que recluirlo en su propia cárcel. Ego en estado puro.

Lo inteligente es salir de ese agujero que no hace más que distanciarte de la vida y de las ocasiones que tienes de ser realmente feliz.

A mí también me pasó

Hubo un tiempo en mi vida en el que me negué a aprender más.

Después de haber conseguido tres títulos universitarios en mi vida, me resistí a adquirir nuevos conocimientos. Me costó terminar los estudios.

La falta de constancia siempre fue mi talón de Aquiles.

Creía que lo que allí te enseñaban te lanzaban directo a tener un trabajo asegurado con un buen sueldo. Era ingeniera, ¡toda una Doña!

Pero la realidad distaba bastante de las supuestas promesas.

Me di cuenta de que nadie contrataba por un título. Es más, hasta se ninguneaba por la proliferación de egresados que existía en el momento. Era como si te hubiera tocado en una tómbola.

Y, por supuesto, tenías que nacer sabiendo. Es decir, allá donde fueras a trabajar, ya tenías que saber.

Me encontré con falta de experiencia y sin trabajos donde adquirirla.

Mi desánimo aumentó y mi autoestima menguó.

Uno no sabe hasta qué punto puede llegar a dejar de creer en uno mismo hasta que se deja llevar por las circunstancias.

Dónde encontramos la sabiduría

La verdad es un ente omnipresente al que todos accedemos en todo momento, de igual modo que la felicidad.

No podemos decir que estamos en posesión de la verdad porque no es absoluta.

Podemos llegar en un momento dado al conocimiento de algo, pero luego, cuando lo compartes con otros que saben del tema, te das cuenta de que no sabes todo. Y vuelves a sentir que no estás en la verdad absoluta.

refran: Nadie es tan sabio que no pueda aprender ni tan humilde que no pueda enseñar

Un expertise inesperado

Al igual que, para Bilbo Bolsón en El Hobbit, fue un encuentro inesperado el hecho de descubrir las maravillosas cualidades que tenía escondidas a lo largo de su viaje con los enanos, uno vive la vida y nunca sabe dónde está esa sabiduría.

Yo lo encontré por casualidad y luego me di cuenta de que me encantó.

Así es como me fui haciendo experta en clases particulares.

Hoy en día puedo afirmar que lo soy pues supero esa teoría de las 10.000 horas, que afirma que un experto en una materia es considerado como tal, cuando le dedica a dicha operación al menos esa cantidad de tiempo.

Sí, ya te hago yo la cuenta, que veo que estás haciendo números.

Trabajando 8 horas al día, cinco días a la semana, durante 40 semanas (3 meses de vacaciones; sí, es una suerte que siempre he tenido 😊) hacen un total de 1600 horas al año. En seis años ya tienes las 9600 horas. Teniendo en cuenta que sólo daba las clases por las tardes, se duplicaba. Empecé con 20 años y ya casi lo duplico (sí, ¡a que no se me nota! 😉) … ya tengo el título de honor.

Parece mentira que hoy me haya puesto como objetivo la constancia, la paciencia por ver los resultados, cuando me he pasado un montón de tiempo ayudando a otras personitas a que superen con éxito paso a paso el hacerse hueco en esta vida.

He sido cómplice de los primeros amores, de las discusiones con los padres por las salidas, de los primeros contactos sexuales, de frustraciones y satisfacciones, de decepciones y alegrías desmedidas.

Cuánto he aprendido de todo este tiempo. Me he conocido en una faceta antes desconocida.

¡He visto qué paciencia tengo!

  • Cómo con mano izquierda se saca más que por la fuerza.

  • Cómo la confianza crea.

  • Cómo la paciencia viene intrínseca con la escucha activa.

  • Cómo cada persona es una persona maravillosa capaz de dar al mundo un regalo que es ella misma.

  • Comprendí cómo el talento engrandece a las personas y cómo contribuyen a enriquecer este mundo con su don.

Me enfoqué en que descubrieran su don y que lo desarrollasen.

La comparación con otros: craso error

La vida es maravillosa hasta que entra el Ego. Ese alien que asusta, ningunea, hace creer superior o tira por tierra lo que uno es.

Porque esa persona, ese Ser, ES. Y no por ello ha de compararse con el otro.

Uno es auténtico, personal, intransferible, inimitable, con una huella dactilar propia.

¿Cómo puede ser que caiga en el error de compararse con otro?

La adolescencia es un periodo crucial de aprendizaje, sobre todo de aceptación personal. Es un momento en el que la persona aprende a aceptarse tal y como es.

Lo importante es que te des cuenta a tiempo que durante toda tu vida vas a estar aprendiendo cosas, que esto no se termina.

Cuándo es buen momento para aprender

proverbio Zen: Cuando el alumno esté preparado aparecerá el maestro

La vida es puro avance.

La vida se hace viviendo experiencias nuevas. Es en sí la vida, una vida en sí misma.

Cuando nos levantamos nace y cuando vamos a dormir cada noche muere.

Es una realidad. Lo que sucede durante las horas de sueño es puro inconsciente, aquello a lo que no podemos acceder, al menos de cualquier manera.

Me llevó bastante introducir de forma natural el agradecimiento en mi vida, cuanto más el matutino.

Hoy en día, es la palabra clavada en mi mente nada más despertarme.

Incluso con los ojos cerrados puedo afirmar la profunda gratitud que siento por despertarme en una cama tan fabulosa, con unas sábanas tan especiales y con la alegría de saber que toda la responsabilidad de mi vida cae sobre mí. Sonrío.

Siento como por segundos mi cuerpo se relaja aún más como si quisiera fundirse con el mundo. Me siento unida a él. Me amo. Soy la viva experiencia de ser.

Bueno, y luego abro los ojos y parpadeo, me desperezo y pongo un pie diciendo “gra” y luego el otro “cias”.

No tenemos ni idea de lo afortunados que somos hasta que perdemos algo.

Dime tú si un día te levantas y han cortado el suministro de agua. O te has quedado sin electricidad durante unas horas porque estén haciendo alguna reparación. Supone un mundo, ¿verdad? Pues es hora de dar las gracias por tanto que tenemos.

Por este motivo, resulta tan abrumador el despertar de cada día.

Ahí tienes dos opciones:

  • dejar en manos de la suerte eso de tener un buen día o

  • abrirte a la nueva oportunidad de expandirte como persona explorando nuevas experiencias, observando todo el mundo que te rodea y aprendiendo algo nuevo que no sabías.

Cómo aprender. ¿Para qué?

Escuchar nos sirve para aprender lo que aún desconocemos.

No tenemos la verdad absoluta. Pero ni nosotros ni nadie.

Y a la vez, también tenemos que comprender que no estamos en la verdad al 100%.

No lo podemos saber todo. Hemos de reconocer que la verdad que tienen los demás nos complementa.

El entorno familiar como aprendizaje acelerado

Sin ir más lejos. Hace bien poco me he dado cuenta de ello.

Hablando con mi familia, viéndola desde un punto de vista más activo, prestando una atención que antes no había puesto.

He conocido un poco más a las personas que hay detrás de quienes son mi padre, mi madre y mis hermanas.

Tanto es así, que me inspiró para hacer un estudio que plasmé en el curso práctico al que puedes acceder de Relaciones Familiares Conscientes.

Me sorprendió darme cuenta de que no les conocía tanto como yo creía.

Vi cómo la arrogancia se había apoderado de mí y me impedía tener una escucha activa, esto es, escuchar lo que realmente decían, entender su lenguaje no verbal. Dejarles ser. Evitar tomarme como algo personal su modo de ver la vida y de vivirla. En definitiva, dejar de juzgar.

Qué fácil es caer en el juicio para evitar ver la realidad.

Quizá por ello, siempre he pensado que nadie es quien para hacer daño a otro, ya que todos hemos llegado a este mundo con una mano detrás y otra delante; y así nos iremos.

Eso por una parte sirve para dejar de ir de víctima por la vida, pensando nos deben algo, cuando eso no es así. Nadie tiene por qué rendirte pleitesía. Está claro que la libertad de uno termina donde empieza la libertad del otro.

Y por otra parte, cuidado con hacer de verdugo. Nadie tiene por qué tener que tomar nuestras responsabilidades. Es una cosa tuya. Caemos en el juicio, entreteniéndonos con lo que hacen los demás, en vez de encargarnos de lo que tenemos que hacer nosotros.

nota del evangelio de Lucas 6 41-42 :¿Por qué miras la paja que hay en el ojo ajeno y no ves la viga que está en el tuyo?

Aprender implica hacerse acopio de una buena dosis de humildad.

Anclándose en la soberbia del “Eso ya lo sé” no haremos nada más que alimentar el ego que llevamos dentro. Aquel que no sabe más que compararnos con los otros, haciendo lo posible por ponernos en un pedestal que no nos beneficia en absoluto.

Ahora te toca a ti cuestionarte cómo de abierto estás a aprender de la vida que te envuelve.

Comenta más abajo tus expertise inesperados porque ya sabes que todos aprendemos de todos y tu experiencia también cuenta.

Escríbeme si quieres que tratemos tu caso particular. Estaré encantada de ayudarte.

Con amor,

Bárbara.