Mucho más que oír y escuchar
Esto de escuchar ya tiene solera. Constituye uno de los cinco sentidos, del sentido del oído y, aunque pueda que tengamos el oído fino, no significa que nos quedemos lo que percibimos.
Oír no es escuchar
Según la Real Academia de la Lengua Española, oír tiene como primera acepción como verbo transitivo (para aquellos que les suene esto, pero no se acuerden, son los que llevan Complemento Directo) es:
1. tr. Percibir con el oído los sonidos
Mientras que escuchar es:
1. tr. Prestar atención a lo que se oye
Parecido, pero no es lo mismo, ¿verdad?
La diferencia entre oír y escuchar implica básicamente intención.
Oír es un acto involuntario que surge de forma independiente cuando oímos un sonido, voces o ruidos. Es un acto pasivo mientras que escuchar es un acto activo. Escuchar requiere atención, intención y esfuerzo. Se da cuando escuchamos mensajes, música o señales.
Para escuchar es necesario entender el mensaje, analizarlo y así dar una respuesta si es oportuno.
Debido a que ambos vocablos atienden a un aviso, consejo o sugerencia, hablaremos de la importancia de escuchar en nuestra vida diaria.
Escuchar resulta obvio
Así es. El tema de la escucha resulta obvio.
Parece que es algo tan natural y primitivo que consideramos que somos expertos en ello.
Estate un rato escuchando las noticias o la publicidad o a tu vecino o vecina ése, que te cuenta su vida y milagros cuando te pilla, a ver si eres capaz de reproducir todo lo que te ha dicho. Complicado.
Simplemente, desconectamos. Pasa una mosca o un pensamiento y nos enganchamos sin pensarlo.
Nos cuesta muchísimo reconocer que no escuchamos. Por lo menos al 100%.
Es fácil interpretar lo que está diciendo el otro y hacer nuestra su experiencia, o revivir cómo viviríamos nosotros eso que nos cuentan. Recreamos en nuestra cabeza la escena y, por consiguiente, ya nos hemos perdido de la interlocución.
¿Acaso no te han presentado a alguien y no pasan ni cinco segundos y ya no nos acordamos de su nombre? ¿Quizá estabas tan pendiente de que no se te olvidara su nombre, sin ni siquiera habértelo dicho aún, y cuando lo dice te quedas con una cara de flipao que sólo te queda sonreír diciendo “Encantada/encantado”.
No disimules. Nosotros sabemos que no te has enterao. ¡Hala! Luego vas y se lo preguntas de nuevo al amigo que os presentó. 😉
Y no te quiero ni contar cuando saludamos a una persona, le preguntamos cómo le va la vida y, cuando la vemos de nuevo, resulta que le volvemos a preguntar lo mismo porque no nos acordamos. Y luego, mientras está hablando recordamos que sí nos lo había contado. Piensas: “¡Tierra trágame!”
¿Por qué no escuchamos?
Hay muchos porqués. Algunos son por aburrimiento. Otros por desinterés, pasamos del tema olímpicamente. Otros porque nos falta empatía, no queremos ponernos en el caso de la otra persona.
No nos damos cuenta, pero cada vez que no escuchamos no hacemos más que alimentar al ego que llevamos dentro por una u otra causa.
A veces sabiéndolo y otras no, es una manera de sentirnos livianamente superiores a los demás. Lo nuestro resulta más importante, más interesante, más genuino, mejor que lo del otro. Y por eso, llega un punto en que no prestamos atención a lo que nos dicen. Sólo oímos.
Es el yin/yan de la consciencia y la conciencia. Nos perdemos muchísima información que puede ser relevante para nosotros.
No hace falta que tengamos esas orejotas tan guapas como tiene nuestro amigo que aparece en la foto de cabecera de este post, escuchamos porque queremos. Sin más.
¿Será porque al final, escuchar nos enriquece y nos hace más felices?
Fulanito de Tal, experto en …..
¡Uff, qué pereza! Otra masterclass de tal tema donde me van a enseñar todos los secretos de la venta perfecta.
Nos hemos acostumbrado a encontrar a personas que cuentan su experiencia, cómo les ha ido y qué han conseguido. Son expertos en su materia y unos cracks a la hora de exponerlo al mundo con su storytelling.
Nos cuentan su vida y milagros enmarcados en el viaje del héroe adicionándoles un punto de drama que da a la historia más vidilla. Hace falta mucha creatividad para que prestemos atención porque hemos terminado por cansarnos de tanta historia. Es decir, oímos, pero no escuchamos.
Es como si fuera un gran abanico de historias épicas de superación personal, que más que inspirarnos nos abruma. No hemos cerrado los ojos, pero sí los oídos.
Eso ya lo sé
Craso error.
Esta linda frase podía llevar consigo un bocinazo en el oído cada vez que pasase por nuestra cabeza o nuestra boca.
¿Cómo que por qué? Porque cada vez que te dejas llevar por estas palabras, cierras la puerta al aprendizaje de algo que necesitas aprender, que está para ti sí o sí.
¿Acaso no sabes eso de que uno siempre se encuentra en el lugar y momento adecuado para todo? Pues sí amigo, si te hablo en cuestiones de energía, has de saber que siempre viene a ti todo aquello que necesitas para tu crecimiento personal.
Sí vale, puede que seas más terrenal. Ok, te pongo otro ejemplo.
Es lo típico en clase. El profesor está explicando cómo se resuelve un problema. Pasas los primeros minutos atendiendo y, cuando te das cuenta de ello… ¡zasca! Resuena en tu cabeza “Buah, sí. Eso ya lo sé”.
Entonces te vas a hacer la compra, te acuerdas del bolso ese que te gustó, de las voces que te dio tu madre, de lo mona que va tu compañera vestida a clase y… parece que despiertas cuando el profesor dice: “Así se hace. ¿Lo habéis entendido?”
Sí, no subas las cejas que te han pillado de nuevo.
¿Cuándo escuchar?
En una conversación con otra persona, no estamos escuchando si no estamos prestando atención a lo que dice el otro, o sólo estamos pendientes de ver qué palabras usar para intentar ser más locuaz.
O simplemente nos preocupamos de tomar aire para nuestro próximo turno.
De este modo, ¿cómo vamos a ser capaces de retener la información que se nos está brindando?
No nos damos cuenta de que no escuchamos. Nos cuesta muchísimo abrirnos a los demás de forma sincera. No sólo nos cuesta abrir nuestro corazón, sino que ni siquiera abrimos nuestros oídos al mundo que nos rodea.
Es normal que te preguntes eso con los tiempos que corren. Eso de hacernos los suecos, lo hemos ido forjando con el tiempo.
Hoy en día, estamos saturados de información. Hay abundancia de todo, de contenido, de entretenimiento, de sucesos, de películas y series, … Afortunadamente, vivimos en un mundo abundante, aunque a veces nos cueste pensarlo.
Siempre es buen momento de escuchar. Puede traerte una nueva amistad, un nuevo hobby, música que desconocías, contenido para tu web, feedback para mejorar o potenciar tu marca, … Puede traerte incluso el amor. Es posible que te estén diciendo directamente que te quieren y no haces ni caso. Mira a ver, porque esta vida no es más que una.
Y si no tienes con quien interactuar, escuchar el silencio te va a traer paz interior y, con ella, todas las respuestas que necesitas saber en ese momento.
Dónde nos estamos perdiendo
Estamos constantemente introduciendo información a través de la prensa, la televisión e internet. También, por supuesto, a través de las relaciones personales que tenemos con los que nos rodean.
Toda esta adquisición es procesada por nuestro ordenador mental que, de acuerdo con nuestras creencias y vivencias, impacta en nuestra psique de tal manera que provoca la afloración de determinadas reacciones y emociones.
El constante flujo de emociones que sentimos nos hace llegar a sentenciar nuestros propios decretos, los cuales se vuelven una doctrina que sostenemos sin pararnos a pensar si realmente esa forma de pensar nos beneficia verdaderamente.
Así es como se instala dentro de nuestra cabeza el ruido interior de nuestras creencias.
También puede estar pasando que hayas perdido a algo o a alguien, que no hayas tenido los resultados que esperaban después de esa campaña, o que no hayas terminado de centrarte en ese proyecto que quieres sacar adelante. Es normal que te arrepientas del tiempo perdido, que estés decepcionado con los demás y contigo mismo o que simplemente te sientas muy dolido. Todo esto es motivo por lo que no quieras escuchar.
Es probable que otras personas te quieran echar una mano, o que veas un vídeo motivante y te suene todo igual. Aunque no estés por la labor de escuchar, existe un aprendizaje en esa circunstancia que has de aprender.
Es un buen momento para buscar ayuda y superar ese bache.
Escríbeme.Puedo ayudarte.
Cómo aprender a escuchar más y mejor
La verdad es que, para mí, existe una técnica infalible para mantener la atención y experimentar la escucha activa es la de tomar apuntes.
Y si no sabes cómo hacerlo, aquí te muestro cómo me enseñó un profesor mío en el instituto. Nos dijo que grabásemos un telediario (hoy te recomendaría que vieses una conferencia de Sergio Fernández de Instituto de Pensamiento Positivo, por ejemplo), que tomásemos apuntes de qué decían en él y que luego lo volviéramos a ver, esta vez comprobando si habíamos apuntado lo más importante.
Desarrolla tu creatividad
Vivimos en un mundo que se mueve vertiginosamente.
Ahora, se hace necesario un chorro de creatividad por ambas partes tanto si eres tú el que consume, porque necesitas algo que te interese y te haga mantener la atención, como si eres el que ofrece el contenido. En este caso vas a tener que estrujarte los sesos en presentar algo atractivo para el espectador si quieres que se quede contigo.
Y esto repercute en todos, desde el emprendedor hasta el maestro y desde un padre hasta un político.
Es necesario aparcar nuestro ruido mental y escuchar qué necesita el otro si queremos captar su atención y tener una comunicación más efectiva.
Desarrollar tu creatividad para solucionar problemas te hace más humano pues te pones en lugar del otro y haces de este mundo un mundo mejor.
Escucha activa para emprendedores
Se habla mucho de realizar una escucha activa observando a tu alrededor. Se trata de escuchar de qué se queja tu cliente ideal; qué le pasa; qué problemas tiene. Luego tomar nota para poder encontrar una solución que tú le puedas proporcionar, mediante un servicio o producto tuyo.
Para ello vas a necesitar desplegar tus habilidades sociales y comunicativas si quieres que tu intervención sea eficaz y efectiva.
Puedes echar mano de las sugerencias que te propone Dale Carnegie en su libro “Descúbrase como líder”, más conocido como “cómo ganar amigos, influir sobre las personas y tener éxito en un mundo cambiante”.
Ignorar lo que dice tu clientela puede ser una de las causas por las que se puede arruinar tu negocio.
Si quieres saber si el mensaje que estás dirigiendo a tu público, ya sean tus clientes o tu propia familia, está siendo escuchado, Contacta conmigo. Realizaremos un diagnóstico inicial de tu situación actual y veremos qué energía lleva los distintos caminos que estás llevando a cabo.
Enfócate en lo que te expande como persona y como profesional y disfruta de los placeres de la vida con relaciones satisfactorias.
Si tu tema es de familia, te invito a que te pases por Curso de Relaciones Familiares Conscientes. y te hagas con el curso. Con este curso entenderás por qué nos comportamos de una determinada manera y conocerás diferentes técnicas para evitar el cansancio mental y, por ende, físico.
Y si lo que necesitas es compaginar tu vida profesional con tu vida familiar, este curso te proporcionará herramientas para llevar a cabo una comunicación asertiva con tu familia y conseguir todos los objetivos que te propongas.
Tener unas buenas relaciones te proporciona salud mental para poder desarrollar todos los proyectos que tengas entre manos, ya sean de ámbito familiar o profesional.
Cuéntame si tienes alguna duda o sugerencia.
Gracias por escuchar.
Con Amor,
Bárbara.