1. Cómo identifiqué mi miedo al éxito
Para tener, primero hay que ser y después hacer. Te remito al post que escribí al respecto Ser, hacer, tener pero aquí me centro en otras historias que vienen a cuento.
La sociedad en la que vivimos ha caído en el placer instantáneo, en una carrera en la que tener más y gastar más es la tónica imperante.
Parece que hay que levantarse a tal hora, hay que escribir tantos posts, hay que quedar con los amigos, hay que juntarse con la familia en tal fecha conocida, hay que comprarse ropa cada temporada, hay que llegar a todo, ir de un sitio para otro, que te dé tiempo…
Parece que corremos detrás de algo que no tiene fin que no tiene razón alguna.
¿Te has parado a pensar si quieres hacer realmente lo que haces?
Hablo de si verdaderamente va contigo, de si lo necesitas, si es algo que motiva o lo haces porque lo hacen los demás, de si va acorde con tus principios.
Durante mucho tiempo sufrí y aún queda a veces coletazos del miedo al éxito. Pensaba que conseguir aquello que tanto deseaba implicaba estar más sola que la una. Como si nadie me fuera a entender. Como si me fuera a enganchar a un cohete espacial rápido veloz y viera como dejo atrás a mis personas queridas, a mi pareja, mi familia y mis amigos.
Tenía una contradicción. Para mí, he considerado al éxito como un estado de armonía y felicidad entre todas las áreas y facetas de la vida. Pero, por otro lado, sentía que tenía que elegir entre familia y pareja o éxito en el tema profesional. Parecía un tanto pretencioso, como si fuese una quimera.
Por supuesto que debajo de todas estas limitaciones infundadas se escondía el miedo a dejar mi zona de comodidad, lo conocido y controlado desde hace tanto tiempo.
En el fondo sabía que, si cumplía mis objetivos, mi vida iba a sufrir un cambio de 180 grados. Entonces, me preguntaba si estaba dispuesta a asumir los cambios que se producirían para conseguir esos resultados.
¿Estaba dispuesta a pagar el precio?
Una de las consecuencias de no tomar decisiones y vivir la vida que realmente quería era que me había hecho a vivir justito. Eso también me frenaba en seco. Me fui dando cuenta de la fuerza que tenía mi mente. Lo fácil era caer en una desvalorización personal infundada y determinada por mí misma para quedarme quietita.
Decidí emprender y pasé mucho tiempo estudiando. Pero lo único que hacía era no mover un dedo. Lo único que me faltaba era pasar a la acción e implementar lo que aprendía. La mente no lleva nada bien ningún cambio de ningún tipo.
El miedo al éxito es una creencia que hay que trabajar. Hay algo dentro de ti que no te deja avanzar. Hace que te boicotees una y otra vez. O empiezas mil cosas o no tomas acción y no empiezas ninguna. O no las terminas. Luego, claro, eso tiene sus consecuencias: no vendes.
Todo esto no se resuelve con un nuevo curso ni un nuevo mentor. Esto forma parte de tu propia persona, en este caso no va de tus clientes, va de ti.
Tú eres quien te has de trabajar este tema porque como no lo zanjes no vas a sacar adelante tu negocio.
Es una cuestión de puro crecimiento personal, de autoconocimiento.
Y durante mucho tiempo estuve trabajando en ello. Más tarde, decidí aunar todas aquellas tácticas que me dieron muy buenos resultados en un mismo pack.
Lo llamé Método Kinku.
Te puedo anticipar que para solucionar el miedo al éxito tuve que hacerme preguntas.
Preguntas incómodas, así las llamo yo, porque me hacen cuestionarme cosas que me molestan, me hacen salir de maravillosa zona de confort, esa que ha hecho que me acomodase a vivir justito. Fíjate lo bien que me quería mi zona de confort.
Hay una parte del Método Kinku que trabaja en desactivar este tipo de creencias. Para ello me planteo una serie de preguntas a reflexionar. Aprovecha y hazte estas preguntas ahora. Su objetivo es que tomes conciencia de cómo esta creencia te limita y te impide avanzar.
Aquí van unas cuantas de esas preguntas:
1 ¿ Qué precio vas a tener que pagar para que tu negocio llegue a buen puerto?
2 ¿ De quién te tienes que desprender?
3 ¿ De qué te vas a desapegar?
4 ¿ A quién vas dejar atrás en tu vida para siempre?
Ahora sé y siento que si elijo a las personas de tal forma que coincida con ellas en los valores y principios que nos mueven en la vida, serán testigos de mi éxito y mi desarrollo personal y profesional, porque irán de la mano con sus propios éxitos. Y saber eso, me mola.
2. Coincide con quien te juntas en los valores
La elección de las personas que tenemos a nuestro alrededor, aquellas con las que compartimos los diferentes ciclos vitales, son una elección por nuestra parte.
Y mucho menos, deja de echarle la culpa a aquellos de donde vienes.
Lo han hecho lo mejor que han podido y, si estás aquí leyendo esto, es que tienes la absoluta capacidad para llevar a término todo lo que te propongas.
Deja de pensar que te tocaron, tú eres libre de elegirlos ahora.
Si aun así te sientes atrapado por tu situación actual, quizá estés ante un momento de cambio.
Desde luego que fueron las mejores elecciones que pudiste hacer en aquel preciso momento.
Es posible que ahora mires a las personas desde otro prisma.
Quizá ahora estaría bien hacer un balance y escanearles de algún modo cómo ven la vida, qué valores les mueven, cuál es su visión de futuro.
¿Por qué?
No es un tema de sesión de psicoterapeuta. Elige bien a quien tienes a tu lado y te librarás de muchas disputas y malentendidos que luego mengüen tu vitalidad y optimismo.
3. Cinco deditos tiene una mano
Somos el resultado de las cinco personas con las que pasamos más tiempo a lo largo de un día.
Escanea a tus cinco personas. Te anticipo que es posible que no quieras ver realmente cómo son, cuáles son sus puntos fuertes y aquellos que te hacen más pequeño.
Obramos en un gran tanto por ciento por imitación. Mira a quién tienes a tu lado:
- qué hace
- cómo lo hace
- qué dice
- cómo se relaciona
- cómo resuelve sus problemas
- cómo afronta las adversidades
- cómo celebra sus logros
- cómo se ve
- cómo se cuida…
¿Coincides en algo?
¿Te reconoces?
Te invito a que te pases por el post de la ley del espejo. En este post te proporciono diferentes puntos de vista para descifrar cómo la ley del espejo actúa en tu vida cada día.
Te dará pautas para entender por qué ciertas personas van contigo y por qué actúan de cierta manera.
Si quieres yo puedo ayudarte a descifrarlo. Concierta una cita y lo hablamos.
Es un ejercicio para tomar conciencia de si hay coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos.
Entonces, ¿conoces ya cómo son esas 5 personas con las que pasas más tiempo?
Luego como conclusión, hay un dicho que dice que
Es fundamental centrarnos en lo que deseamos porque de eso depende la satisfacción con la que vivimos la vida.
Nuestra actitud determina nuestro comportamiento y, por ende, la calidad en las relaciones que tenemos con los demás.
Merece la pena esforzarse en superarnos personalmente. Pues si no tenemos un negocio para hacerle la vida más fácil a los demás, ¿qué alma tiene sino?
Compartir nuestros éxitos con los demás es aquello que forma parte de la ecuación. De nada sirve que tengas todo el oro del mundo si no tienes con quién compartirlo. ¿No crees?
Con amor,
Bárbara.